miércoles, 11 de abril de 2012

La idea de constitución en la psicología. Una forma de de aproximarse a los problemas de investigación en la modernidad

La filosofía de la ciencia ha provisto una manera de diferenciar diferentes tipos de explicaciones a partir de los distintos tipos de preguntas que se pueden hacer. Para Alexander Wendt esta distinción resulta útil, pues permite entender la diferencia que existe entre explicaciones causales y explicaciones constitutivas.
Las teorías causales del conocimiento responden a preguntas que indagan el por qué de las cosas y en algunas ocasiones el cómo. ¿Por qué ocurrió la reforma protestante? ¿Por qué Gorvachev se empeñó en terminar la guerra fría? ¿Por qué el sol aparece por el oriente? ¿Por qué la sal corroe los metales? ¿Cómo funciona el virus del SIDA? Todos estos ejemplos sugeridos por Wendt indagan por las causas de las cosas.

Ahora bien: al responder preguntas causales que permitan afirmar que X es la causa Y el investigador parte de tres supuestos básicos. En primer lugar asume que X y Y son dos cosas que existen independientemente la una de la otra. En segundo lugar reconoce que X precede a Y en el tiempo. Finalmente acepta que Y no ocurriría si no fuera por la acción de X. Satisfechas las condiciones de posibilidad que rodean los dos primeros supuestos, el problema principal al que se enfrenta el investigador causal se relaciona con la tercera condición, pues lo que le interesa es poder distinguir la relación causal entre X y Y de la mera correlación o la asociación accidental entre dos cosas.

Sin embargo, desde una perspectiva constitutiva la atención debe centrarse en los dos primeros supuestos. Estos postulados no existen en una teoría constitutiva, pues el objetivo del investigador constitutivo es explicar las propiedades de las cosas haciendo referencia a las estructuras o procesos por virtud de los cuales tales cosas existen. A diferencia de las teorías causales que intentan explicar el cambio de las cosas a lo largo del tiempo, las teorías constitutivas son estáticas: su objetivo es explicar cómo se constituyen las propiedades de un sistema. Así, las preguntas constitutivas buscan comprender cómo es posible algo o qué es lo que ocurre en un caso determinado. ¿Cómo es posible que Luxemburgo sobreviviera al deseo colonizador de potencias como Francia y Alemania? ¿Cómo es posible que un gas aumente de temperatura? Estas preguntas indagan por aquello que representa un fenómeno determinado no por las causas que dan lugar a un estado de cosas particular. En síntesis, las preguntas constitutivas buscan explicaciones; sin embargo, tales explicaciones no siguen la lógica de la causalidad.


A. Wendt
Esta distinción tiene importantes consecuencias en el campo de la filosofía de la ciencia que actualizan el debate entre positivistas y anti-positivistas. Para los positivistas, por ejemplo, las preguntas constitutivas dan cabida a inferencias descriptivas que, sin embargo, no dan razón de las causas que subyacen a un fenómeno particular. A partir de esta perspectiva, dichos investigadores suelen ver el trabajo que indaga por las razones constitutivas de algo como un trabajo secundario, no científico. Para Wendt, el riesgo que se corre tras esta postura consiste en reificar o naturalizar la sociedad y el conocimiento, pues oscurece e ignora en qué medida los fenómenos que llaman la atención de los seres humanos son el resultado de construcciones sociales íntimamente relacionados con lo que los seres humanos piensan y hacen. Talvez una referencia a casos concretos ayudará a entender lo que está en juego.

Las preguntas que indagan por el qué de las cosas pueden, a primera vista, dar la impresión de estar buscando respuestas descriptivas. ¿Qué es la depresión? o ¿qué pasa en las sesiones de resocialización de jóvenes delincuentes encerrados en una cárcel? podrían ser vistas como preguntas descriptivas. Sin embargo, las respuestas que caracterizan la depresión como "una enfermedad" o la resocialización de jóvenes delincuentes como "discusiones entre personas con problemas", con todo y su simplicidad, son el punto de partida de respuestas explicativas de dos fenómenos específicos. Así, nadie aceptaría respuestas tan simples como las referidas a no ser que fueran acompañadas de una explicación más detallada sobre qué significa que la depresión sea una enfermedad o cómo es posible que las reuniones de jóvenes con problemas pueda servir como herramienta de resocialización. Tales respuestas, como se aprecia, no son de tipo causal, pues se relacionan con situaciones sociales y culturales más complejas que deben ser explicadas. Lo anterior quiere decir que las preguntas que se centran en entender el qué  o el cómo es posible de las cosas no siempre tienen un carácter descriptivo sino que activan dimensiones explicativas (no causales) que la ciencia social no puede pasar por alto. 


M. Packer
La idea de constitución en la investigación científica ha permitido a otros autores la formulación de explicaciones acerca de los asuntos que le interesa conocer a una disciplina como la psicología. Packer, por ejemplo, señala que la idea de constitución ha sido conceptualizada de dos maneras distintas. La primera aproximación, que es la más común, asume que cada individuo forma respresentaciones del mundo que lo rodea y, de esa manera, construye lo que considera que es "real". El origen de esta postura puede encontrarse en el trabajo de Kant sobre el conocimiento y la conducta ética. Aquí, la construcción del individuo es posible a través de la imposición de categorías universales como las de espacio, tiempo, causalidad y objeto.

El problema con esta primera manera de conceptualizar la constitución radica en que solo se interesa por el conocimiento individual de la realidad. La segunda conceptualización, más convincente, tiene un componente filosófico que se apoya en una de las críticas que Hegel le hace a Kant. Hegel adopta una postura realista radical en la cual "no hay dos mundos (uno mental y otro material) que de algún modo se conectan gracias a los planteamientos filosóficos. Lo que existe es un solo mundo: el sujeto está ubicado en la realidad objetiva". En este orden de ideas, los seres humanos están implicados en un mundo material y social. Cada uno de nosotros es arrojado a un mundo que nos precede y ofrece ciertas formas de ser. Así, se pone en marcha un proceso de adaptación que es esencialmente social, pues la posiblidad que tienen los seres humanos de entenderse a sí mismos y entender las cosas que usan es el resultado de una actividad práctica que revela las posibilidades de acción de esas personas y  de esas herramientas.

No se trata, entonces, de un proceso individual. Aquí se habla de una interacción con las cosas y con otras personas que se negocia constantemente y, según Packer, es fruto de la improvisación en la medida en que la continua renovación de los órdenes de vida (tal es el resultado de la interacción) no depende de reglas y roles preestablecidos.

Referencias:

Alexander Wendt, On Constitution and Causation in International Relations. Review of International Studies, Vol. 24, 1998.

Martin Packer, Educational Research as a Reflexive Science of Constitution. National Society for the Study of Education. Vol. 109.

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