Psicología y Cultura
lunes, 15 de octubre de 2012
viernes, 4 de mayo de 2012
Dersú Uzalá o ¿qué es conocer?
En 1975, Akira Kurosawa llevó al cine la adaptación del libro Dersú Uzalá. La película cuenta la travesía de una expedición cartográfica por el territorio de la taiga a principio del Siglo XX y se centra en la relación entre el explorador y geógrafo ruso Vladimir Arseniev (1872-1930) -quien dirigía la expedición- y Derzú Uzalá: un hombre del pueblo gold cuya edad no se puede precisar con certeza y que Arseniev contrató como guía del grupo. El exíto obtenido por el filme, ganador del Oscar de la Academia a mejor película estranjera en 1976, hizo que los ojos del mundo literiario volcaran su atención a un relato vívido y conmovedor.
En efecto, el libro es una joya. Por un lado, se trata del diario de un explorador que documenta con sorprendente meticulosidad su travesía por la tundra rusa. Se deja rastro, entonces, de los árboles, arbustos, rios, riachuelos, animales, lluvias, noches y días que marcaron el ritmo de la expedición. De otra parte, la obra es un testimonio de la amistad verídica entre hombres provenientes de dos mundos distintos. El encuentro entre V. Arseniev y D. Uzalá es una bella muestra de la forma como los conocimientos científicos que exhibía el jefe de la patrulla -es decir, todo el saber "occidental"- resultan inservibles ante la sabiduría del guía fraguada por el continuo contacto con el escenario natural que lo rodea. ¿Quién es Dersú Uzala?
¿Quién es Dersú Uzalá
En primer lugar me interesa hablar del hombre. Y lo que inmediatamente se destaca es su agudo sentido de observación. Dersú conoce la naturaleza, no por lo que se diga de ella en unos libros que no ha leído ni le interesan, sino por las propias señales que ha aprendido a identificar en el camino. Una forma de mirar que para él es innata y que echa de menos en sus compañeros de viaje. Cierto dia, luego de cruzar un río, Arseniev cuenta lo siguiente:
La clave para entender lo que sabe Dersú: la cognición fundamentada
El punto de partida parece simple pero es fundamental para entender lo que sigue. Los seres humanos son seres culturales por naturaleza. Su conocimiento, en consecuencia, está atado a las condiciones en las que viven y, por lo tanto, su procesos cognitivos dependen del medio ambiente en el que habitan. Esta proposición bien puede servir para entender el propósito de L.W. Barselau (2007) en la exposición que hace su artículo Grounded Cognition. Para Barselau, uno de los defectos de las teorías tradicionales sobre la cognición es que asumen que el conocimiento reside en un sistema de memoria semántica que está separado de los sistemas modales que existen en el cerebro y se encargan de la percepción (e.g., la visión y la audición), la acción (e.g., el movimiento y la propriocepción), y la introspección (e.g., los estados mentales y el afecto). De acuerdo con las teorías estándard, continúa el autor, las representaciones que tienen lugar en los sistemas modales se traducen en símbolos amodales que representan el conocimiento sobre la experiencia como parte de la memoria semántica. Una vez se crea dicho conocimiento, este se encarga de servir de soporte a un espectro de procesos cognitivos que vinculan la percepción al pensamiento.
Frente a esta forma de ver las cosas, Barsalou contrapone las teorías fundamentadas (grounded theories). En términos generales, estas teorías rechazan la visión estándar, según la cual, una serie de símbolos amodales, almacenados en la memoria semántica, representan el conocimiento. Desde la perspectiva de la cognición fundamentada, es poco probable que el cerebro acumule símbolos amodales. Si esto fuese así, dichos símbolos trabajan junto a representaciones modales para dar logar a la cognición.
Ahora bien: la mayoría de explicaciones relacionadas con la cognición fundamentada se concentran en el rol que tiene la simulación en la cognición. La simulación es la re-presentación de estados perceptuales, motores e introspectivos adquiridos durantes las experiencias que tiene el ser humano con el mundo en el que vive, con su cuerpo y con su mente. Para Barselau este concepto es fundamental en la medida en que a partir de dichas experiencias el cerebro captura diferentes estados a lo largo de los sistemas de percepción, de acción y de introspección que luego integra en una representación multimodal que luego almacena en la memoria. Este proceso de captura y almacenamiento multimodal es lo que se designa como conocimiento.
Luego, cuando se necesita el conocimiento para representar una categoría (el ejemplo de categoría que utiliza Barsalou es el de una silla), se echa mano de las representaciones multimodales capturadas durante experiencias anteriores que tienen relación con esa misma categoría (es decir, experiencias anteriores con sillas). Así, la percepción, la acción y la introspección se reactivan para simular el tipo de asociaciones que se han almacenado en el cerebro en ocasiones anteriores. La cognición fundamentada descansa, entonces, en la existencia de un conjunto de mecanismos de simulación que comparten un sistema representacional común y sustentan el espectro de actividades cognitivas que tiene el ser humano.
La presencia de distintos sistemas de simulación a lo largo de diversos procesos cognitivos sugiere que distintos sistemas de simulación configuaran una forma de computación de información en el cerebro. Si ese el caso, las imágenes mentales que se almacenan y se reusan en experiencias futuras constituyen la mejor manera conocida hasta ahora de percibir los mecanismos de simulación. Sobre este particular Barselau señala que mientras las imagenas mentales son el resultado de intentos deliberados para construir representaciones conscientes que se depositan en la memoria de trabajo, otras formas de simulación parecen activarse automáticamente e incoscientemente por fuera de la memoria de trabajo.
Otras formas de describir la cognición fundamentada se centran en la acción situada, la interacción social y el medio ambiente. Dede esta perspectiva, el sistema cognitivo ha evolucionado como una forma de sustentar acciones en situaciones específicas. Este tipo de explicaciones se fundan, entonces, en las interacciónes entre la percepción, la acción, el cuerpo, el medio ambiente y los miembros de una sociedad. En estos casos, las interacciones tiene el propósito de alcanzar objetivos muy concretos.
Creo que concebir la cognición en términos de simulaciones fundamentadas que sirven de base de la percepción, la acción y la introspección abre una puerta para entender la diferencia entre el conocimiento de V. Arseniev y el de su guía Dersú Uzalá. De lo que se trata, básicamente, es de saber reconocer las acciones situadas y el medio ambiente dentro del cual se desarrollan los procesos cognitivos de cada sujeto. Algo así como señalar que el conocimiento está directamente relacionado con el tipo de experiencias vividas por el individuo. En este caso, no cuesta trabajo aceptar que el medio ambiente en el que se desarrolla un explorador ruso de principios del Siglo XX es radicalmente distinto al de un aborigen de la tundra durante esa misma época. Cada contexto se encarga de moldear los mecanismos cognitivos propios para afrontar uno y otro caso.
Casos empíricos
Llegado este punto, es adecuado citar algunos ejemplos de la manera como la cognición se fundamenta en la acción, en el cuerpo, en el ambiente, etc. El propósito de estas referencias es contextualizar el tipo de conocimiento desarrollado por Dersú. En su caso, como el de cualquier otra persona, lo que se aprende y se sabe es el resultado de un proceso de cognición situada que implica que las capacidades que el gold desarrolló están esencialmente unidas al ambiente en el que vive. Así, aunque es Arseniev es quien se encarga de escribir un diario de campo y nombrar cada una de las plantas y animales que ve, de acuerdo con las convenciones que maneja, se puede decir que quien realmente conoce la naturaleza es su guía. La exposición que se hace a continuación tiene carácter puramente ilustrativo y, por lo tanto, debe tomarse como una invitación a serguir explorando diferentes asuntos relacionados con la cognición fundamentada.
1. Teorías de la acción situada
De acuerdo con Gibson (1979, citado por Barselau) las teorías de la acción situada proponen que el ambiente juega un rol central en la modelación de los mecanismos de cognición. Tales teorías, además, conjugan los sistemas de percepción y acción cuando se quiere alcanzar un objetivo concreto. Lo anterior quiere decir que la obtención de un logro depende de la manera como la percepción impulsa la acción en una situación determinada. De acuerdo con esta perspectiva, añade Barselau, las representaciones no existen en el cerebro. Antes bien, debe reiterarse, lo que ocurre es que múltiples sistemas se encargan de implementar la percepción, la acción y la introspección.
Posiblemente no hay un ejemplo más revelador de la manera como el ambiente modela la cognición que el pasaje en el que Dersú Uzalá, acongojado por la súbita disminución de su visión, decide aceptar la invitación de Arseniev de irse a vivir con él a la ciudad de Korfovskaya. Allí el gold se enfrenta a un ambiente que no comprende y en el que sus conocimientos no sirven de nada. En la siguiente cita se expresa con claridad la manera la permanencia de Dersú en la ciudad suponía desaprender su propio estilo de vida y plegarse a las nuevas condiciones que rigen la conducta, y la forma de pensar y actuar de los lugareños.
El proceso de simulación, central para la cognición fundamentada, juega varios roles en la percepción. La forma como se articulan diferentes estados perceptuales se almacena en la memoria. Ante el surgimiento de estímulos similares, que se perciben posteriormente, se las memorias almacenadas se desencadenan simulando los estados perceptuales que son apropiados al nuevo estímulo. Goldstone (1995, citado por Barselau), por ejemplo, le enseñó a varias personas un mecanismo de asociación simple entre una forma (e.g., un cuadrado) y un color (e.g., rojo oscuro). Más tarde se mostró una forma coloreada al mismo grupo de personas (e.g., un cuadrado rojo) y se les pidió reproducir su color. La imagen de dicho color fue distorsionada para hacerlo coincidir con la gama de rojo presentada con anterioridad (i.e., el rojo oscuro). Esta situación se explica porque al percibir la forma de un objeto se activa una simulación de su color prototípico (que en el caso del experimento anterior es el rojo oscuro).
Este es, precisamente, el tipo de asociaciones que hace Dersú al contemplar el cielo. Para él todas las luces en el cielo son estrellas. Ante la ocurrencia de un fenómeno estelar novedoso, el nativo acude a las simulaciones cognitivas que ha guardado en su memoria y los interpreta –así en realidad se trate de otra cosa- en términos de los diferentes estados por los que puede pasar una estrella. Tal circunstancia es anotada por Arseniev en los siguientes términos:
La percepción visual de objetos activa simulaciones de acciones o comportamientos posibles. En esta materia, Tucker y Ellis (1998, citado por Barselau), señalan que la percepción de la manera como se manipula un pocillo activa la simulación que corresponde a la acción de asir una taza. Por lo tanto, y de manera inadvertida, se afectan las respuestas motoras en otras conductas que no están directamente relacionadas con la experiencia previa. Por ejemplo: la simulación asociada con la taza puede activarse luego cuando se quiere levantar un martillo o una uva. Las reglas sobre cómo asir las cosas según las características de cada objeto se convierten, así, en parte de la memoria basada en la experiencia del sujeto.
En el mundo natural desarrollar la coordinación entre la percepción y la acción resulta esencial cuando se trata de proteger la vida o procurar los medios para sobrevivir. En estos casos, en la memoria se guardan las simulaciones cognitivas y motoras que se activan, por ejemplo, ante la presencia de un animal peligroso que anuncia un ataque o reclama la posesión de una presa. Cada vez que ocurra un encuentro de este tipo, la persona hace uso de estas simulaciones para salir indemne. Este tipo de conocimiento, una y otra vez repetido, le permitía a Dersú defenderse ante la presencia de osos o tigres a los que aprendió a ahuyentar para protegerse a sí mismo sin necesidad de causarles daño. Una reacción instantánea y efectiva que mantenía el equilibrio natural. Dos pasajes ilustran bien estos eventos.
Los comentarios que he presentado se fundamentan en una prolífica línea de investigación que pone en dúda la existencia de símbolos amodales que representan la percepción la acción o la introspección. El ejemplo de Dersú Uzalá -una historia verídica- sirve como un escenario de discusión acerca del significado del conocimiento y la manera como este se construye dentro de un medio ambiente y una cultura particulares. ¿Quién conoce bien la tundra? ¿El joven explorador ruso? ¿El guía gold?
Al final de la travesía, Arseniev reconoce el contraste entre el mundo de Dersú y su propio mundo. Allí añora la posibilidad de un cambio fácil rápido de un contexto a otro. Una tarea imposible:
Vladimír Arséniev, Dersú Uzalá. Ediciones Akal, 2011.
En efecto, el libro es una joya. Por un lado, se trata del diario de un explorador que documenta con sorprendente meticulosidad su travesía por la tundra rusa. Se deja rastro, entonces, de los árboles, arbustos, rios, riachuelos, animales, lluvias, noches y días que marcaron el ritmo de la expedición. De otra parte, la obra es un testimonio de la amistad verídica entre hombres provenientes de dos mundos distintos. El encuentro entre V. Arseniev y D. Uzalá es una bella muestra de la forma como los conocimientos científicos que exhibía el jefe de la patrulla -es decir, todo el saber "occidental"- resultan inservibles ante la sabiduría del guía fraguada por el continuo contacto con el escenario natural que lo rodea. ¿Quién es Dersú Uzala?
¿Quién es Dersú Uzalá
En primer lugar me interesa hablar del hombre. Y lo que inmediatamente se destaca es su agudo sentido de observación. Dersú conoce la naturaleza, no por lo que se diga de ella en unos libros que no ha leído ni le interesan, sino por las propias señales que ha aprendido a identificar en el camino. Una forma de mirar que para él es innata y que echa de menos en sus compañeros de viaje. Cierto dia, luego de cruzar un río, Arseniev cuenta lo siguiente:
Al salir a la orilla, comencé a vestirme apresuradamente, pero Chan Lin dijo queese día ya no atravezaríamos más y que nos quedaríamos a pasar la noche en aquel lugar.Igualmente llama la atencíón la manera como Dersú se relaciona con todo lo que lo rodea -plantas, animales o piedras-. Una manera de ser que el mismo Arseniev notaría: "Con todo su antropomorfismo, Dersú tenía razón y juzgaba las cosas tal y como en realidad eran". Una noche, cuando la marcha había llegado a su fin y el grupo se aprestaba a armar el campamento, se cuenta la siguiente anécdota:
En la orilla había rastros de una hoguera. Ceniza, ascuas y tizones negros es todo lo que yo pude reparar, pero Dersú vio más cosas. Ante todo notó que el fuego había sido prendido en el mismo sitio muchas veces, lo cual significaba que en ese lugar se había vadeado el río constantemente. Después el gold dijo que la última vez, hacía tres días, solo una persona había pasado la noche allí. Se trataba de un viejo chino, un cazador profesional que no durmió en toda la noche y que por la mañana no se decidió a cruzar el río y dio media vuelta. Que allí hubiera pernoctado un hombre supuestamente se podía averiguar por la única huella que había en la arena. Que no había dormido era evidente dada la ausencia de un lecho junto al fuego. Que se trataba de un cazador profesional Dersú lo dedujo por un palo de madera mellado de los que normalmente se utilizan para tender trampas a pequeños animales cuadrúpedos. Que se trataba de un chino lo supo por los uli [calzado típico de ese pueblo] y por la manera de montar el vivac [choza para guarecerse de la lluvia]. Todo era comprensible. Pero ¿cómo supo Dersú que se trataba de un viejo? Al no hallar respuesta le pedí que me lo explicara.
-¿Cómo tú, tantos años va en las colinas, comprendes nada? -me contestó a su vez con una pregunta.
Y recogió del suelo los uli. Eran viejos, remendados en muchas ocasiones y con muchos agujeros. Para mí sólo estaba claro que el chino los había tirado por estar inservibles y que había dado media vuelta.
-¿Es posible no entiende nada? -dijo Dersú, que continuaba asombrándose-. El joven primero tiende la punta y el viejo plata el pie.
¡Qué sencillo era! En realidad basta con observar el modo de caminar de un hombre de un hombre joven y uno viejo para ver que el primero camina con facilidad, casi en puntillas, mientras que el segundo apoya toda la planta del pie y presiona más con el talón
Comencé a preguntarle cuando levantábamos el campamento. Al principio Dersú eludía responder y yo ya estaba perdiendo la esperanza de saber algo más de su posición. Pero una de mis palabras sirvió de estímulo. Hablé de una "sombra" y justo di en el clavo. Sin embargo, la palabra "sombra" Dersú la entendió en el sentido de una sombra astral, de un alma, tras lo cual se puso a explicarme el fenómeno de los espejismos de modo muy complicado. Según su idea, no sólo las personas, fieras, aves, peces e insectos poseen alma y sombra (jania). Las plantas, las piedras, y , en general, todos los objetos inanimados también las tienen.De otra parte, resulta sorprendente el significado que la naturaleza tiene para Dersú. Una visión tanto más llamativa si se tiene en cuenta que apenas empezaba a correr el Siglo XX. Y resulta llamativa, se dice, porque interpela directamente la visión contemporánea que se tiene sobre el medio ambiente. Para Dersú es vital establecer un equilibrio natural en donde la caza, la pesca, la obtención de madera, etc., están estrictamente ligadas a la conservación de la existencia. En una de las acostumbradas charlas nocturnas entre Arseniev y Dersú se cuenta lo siguiente:
-Gente duerme -decía Dersú-, jania camina. Jania atrás camina, gente despertó.
El alma abandona el cuerpo, peregina y ve muchas cosas cuando la persona duerme. Los sueños se explican así. El alma de los objetos inanimados también puede abandonar su materia. Desde el punto de vista de Dersú, el espejismo que habíamos visto era la sombra (jania) de tres objetos que en ese momento se encontraban en estado de reposo, Un hombre tan primitivo y que personificaba la naturaleza se explicaba de manera sencilla un fenómeno óptico tan complicado como los espejismos.
Por la noche, después de cenar, fui a ver qué hacía. Dersú estaba sentado, acurrucado, fumando una pipa. Me pareció que estaba tan cómodo que no pude privarme del placer de entrar en calor junto al fuego y conversar con él en torno a una jarrita de té.Algunos comentaristas del relato de Arseniev suelen interpretar su encuentro con Dersú como el cruce de caminos entre un hombre civilizado y un buen salvaje. Por esta vía se destaca de qué manera el conocimiento científico del capitán toma forma gracias a la guía del hombre primitivo. Este tipo de explicaciones, admisibles para el crítico literario, son simplistas, pues parten de una visión sobre el conocimiento que privilegia ciertas formas culturales por encima de otras. Sin duda, a esta altura vale la pena preguntarse qué es conocer y quién es el que conoce. Se trata, desde luego, de preguntas ambiciosas que no es posible contestar en el poco espacio del que se dispone. No obstante, es posible trazar el camino hacia respuestas tentativas. Este intento servirá para entender, en términos mucho más sugestivos, la distancia que va del explorador ruso al cazador gold.
-Dersú -le dije- te echaba de menos. En cuanto no estás, siento que me falta algo.
-Gracias, capitán -respondió con una sonrisa-. ¡Gracias! Mía también así. Tí el cerro solo va, mía tiene mucho miedo.
Se echó a un lado y tomé asiento junto a él. Le pregunté por qué no le gustaban los coreanos. Dersú se puso a recordar los días de su niñez, cuando, aparte golds y udejéis, no conocía a otras personas. Entonces aparecieron los chinos y después los rusos. La vida se hizo cada año más y más difícil. Luego llegaron los coreanos y los bosques empezaron a arder, las martas cebellinas a alejarse y comenzó a haber menos animales de todo tipo. Y, ahora, en la costa incluso aparecían japoneses. ¿Cómo poder seguir viviendo?
Dersú quedó en silencio y pensativo. El lejano pasado revivía ante él y el gold se sumió en esos recuerdos. Yo también me quedé meditabundo. En efecto, el territorio de Primorie se estaba colonizando rápidamente. Ya está cercano el día en que de la primitiva y virgen taiga no quedará ni rastro. Los animales también desaparecerán.
Permanecimos sentados en silencio, cada uno pensando a su manera en las mismas cosas.
-¿Cómo poder seguir viviendo? -dijo de pronto Dersú y suspiró profundamente.
-No te preocupes viejo -le contesté-. Para lo que nos queda de vida, nos alcanza.
La clave para entender lo que sabe Dersú: la cognición fundamentada
El punto de partida parece simple pero es fundamental para entender lo que sigue. Los seres humanos son seres culturales por naturaleza. Su conocimiento, en consecuencia, está atado a las condiciones en las que viven y, por lo tanto, su procesos cognitivos dependen del medio ambiente en el que habitan. Esta proposición bien puede servir para entender el propósito de L.W. Barselau (2007) en la exposición que hace su artículo Grounded Cognition. Para Barselau, uno de los defectos de las teorías tradicionales sobre la cognición es que asumen que el conocimiento reside en un sistema de memoria semántica que está separado de los sistemas modales que existen en el cerebro y se encargan de la percepción (e.g., la visión y la audición), la acción (e.g., el movimiento y la propriocepción), y la introspección (e.g., los estados mentales y el afecto). De acuerdo con las teorías estándard, continúa el autor, las representaciones que tienen lugar en los sistemas modales se traducen en símbolos amodales que representan el conocimiento sobre la experiencia como parte de la memoria semántica. Una vez se crea dicho conocimiento, este se encarga de servir de soporte a un espectro de procesos cognitivos que vinculan la percepción al pensamiento.
Frente a esta forma de ver las cosas, Barsalou contrapone las teorías fundamentadas (grounded theories). En términos generales, estas teorías rechazan la visión estándar, según la cual, una serie de símbolos amodales, almacenados en la memoria semántica, representan el conocimiento. Desde la perspectiva de la cognición fundamentada, es poco probable que el cerebro acumule símbolos amodales. Si esto fuese así, dichos símbolos trabajan junto a representaciones modales para dar logar a la cognición.
Ahora bien: la mayoría de explicaciones relacionadas con la cognición fundamentada se concentran en el rol que tiene la simulación en la cognición. La simulación es la re-presentación de estados perceptuales, motores e introspectivos adquiridos durantes las experiencias que tiene el ser humano con el mundo en el que vive, con su cuerpo y con su mente. Para Barselau este concepto es fundamental en la medida en que a partir de dichas experiencias el cerebro captura diferentes estados a lo largo de los sistemas de percepción, de acción y de introspección que luego integra en una representación multimodal que luego almacena en la memoria. Este proceso de captura y almacenamiento multimodal es lo que se designa como conocimiento.
Luego, cuando se necesita el conocimiento para representar una categoría (el ejemplo de categoría que utiliza Barsalou es el de una silla), se echa mano de las representaciones multimodales capturadas durante experiencias anteriores que tienen relación con esa misma categoría (es decir, experiencias anteriores con sillas). Así, la percepción, la acción y la introspección se reactivan para simular el tipo de asociaciones que se han almacenado en el cerebro en ocasiones anteriores. La cognición fundamentada descansa, entonces, en la existencia de un conjunto de mecanismos de simulación que comparten un sistema representacional común y sustentan el espectro de actividades cognitivas que tiene el ser humano.
La presencia de distintos sistemas de simulación a lo largo de diversos procesos cognitivos sugiere que distintos sistemas de simulación configuaran una forma de computación de información en el cerebro. Si ese el caso, las imágenes mentales que se almacenan y se reusan en experiencias futuras constituyen la mejor manera conocida hasta ahora de percibir los mecanismos de simulación. Sobre este particular Barselau señala que mientras las imagenas mentales son el resultado de intentos deliberados para construir representaciones conscientes que se depositan en la memoria de trabajo, otras formas de simulación parecen activarse automáticamente e incoscientemente por fuera de la memoria de trabajo.
Otras formas de describir la cognición fundamentada se centran en la acción situada, la interacción social y el medio ambiente. Dede esta perspectiva, el sistema cognitivo ha evolucionado como una forma de sustentar acciones en situaciones específicas. Este tipo de explicaciones se fundan, entonces, en las interacciónes entre la percepción, la acción, el cuerpo, el medio ambiente y los miembros de una sociedad. En estos casos, las interacciones tiene el propósito de alcanzar objetivos muy concretos.
Creo que concebir la cognición en términos de simulaciones fundamentadas que sirven de base de la percepción, la acción y la introspección abre una puerta para entender la diferencia entre el conocimiento de V. Arseniev y el de su guía Dersú Uzalá. De lo que se trata, básicamente, es de saber reconocer las acciones situadas y el medio ambiente dentro del cual se desarrollan los procesos cognitivos de cada sujeto. Algo así como señalar que el conocimiento está directamente relacionado con el tipo de experiencias vividas por el individuo. En este caso, no cuesta trabajo aceptar que el medio ambiente en el que se desarrolla un explorador ruso de principios del Siglo XX es radicalmente distinto al de un aborigen de la tundra durante esa misma época. Cada contexto se encarga de moldear los mecanismos cognitivos propios para afrontar uno y otro caso.
Casos empíricos
Llegado este punto, es adecuado citar algunos ejemplos de la manera como la cognición se fundamenta en la acción, en el cuerpo, en el ambiente, etc. El propósito de estas referencias es contextualizar el tipo de conocimiento desarrollado por Dersú. En su caso, como el de cualquier otra persona, lo que se aprende y se sabe es el resultado de un proceso de cognición situada que implica que las capacidades que el gold desarrolló están esencialmente unidas al ambiente en el que vive. Así, aunque es Arseniev es quien se encarga de escribir un diario de campo y nombrar cada una de las plantas y animales que ve, de acuerdo con las convenciones que maneja, se puede decir que quien realmente conoce la naturaleza es su guía. La exposición que se hace a continuación tiene carácter puramente ilustrativo y, por lo tanto, debe tomarse como una invitación a serguir explorando diferentes asuntos relacionados con la cognición fundamentada.
1. Teorías de la acción situada
De acuerdo con Gibson (1979, citado por Barselau) las teorías de la acción situada proponen que el ambiente juega un rol central en la modelación de los mecanismos de cognición. Tales teorías, además, conjugan los sistemas de percepción y acción cuando se quiere alcanzar un objetivo concreto. Lo anterior quiere decir que la obtención de un logro depende de la manera como la percepción impulsa la acción en una situación determinada. De acuerdo con esta perspectiva, añade Barselau, las representaciones no existen en el cerebro. Antes bien, debe reiterarse, lo que ocurre es que múltiples sistemas se encargan de implementar la percepción, la acción y la introspección.
Posiblemente no hay un ejemplo más revelador de la manera como el ambiente modela la cognición que el pasaje en el que Dersú Uzalá, acongojado por la súbita disminución de su visión, decide aceptar la invitación de Arseniev de irse a vivir con él a la ciudad de Korfovskaya. Allí el gold se enfrenta a un ambiente que no comprende y en el que sus conocimientos no sirven de nada. En la siguiente cita se expresa con claridad la manera la permanencia de Dersú en la ciudad suponía desaprender su propio estilo de vida y plegarse a las nuevas condiciones que rigen la conducta, y la forma de pensar y actuar de los lugareños.
-¿Adónde vas? -le pregunté.2. Inferencia perceptual
-A disparar -respondió con sencillez.
Tras advertir la sorpresa en mis ojos, empezó a decir que se había acumulado mucha suciedad en el cañón. Al disparar, la bala pasaría por las estrías, limpiándolas. Después sólo habría que pasar un trapo.
La prohibición de disparar en la ciudad supuso para Dersú una desagradable sorpresa. Dio unas vueltas al rifle con la mano, y tras emitir un suspiro, lo puso en el rincón. Por alguna razón, esta circunstancia lo inquietaba de manera muy especial.
Al día siguiente, al pasar por la habitación de Dersú, vi que su puerta estaba entornada. Se me ocurrió entrar sin hacer ruido. Dersú estaba de pie junto a la ventana, diciendo algo a sí mismo a media voz. Se ha observado que las personas que pasan mucho tiempo solas en la taiga se acostumbran a expresar sus pensamientos en voz alta.
-¡Dersú! -lo llamé.
El gold se giró. En su rostro fulguraba una amarga sonrisa maliciosa.
-¿Qué te pasa? -le pregunté, dirigiéndome a él.
-Así -contestó-. Mía aquí sienta igual que pato. ¿Cómo puede la gente sentarse en cajón? -dijo señalando al techo y las paredes de la habitación-. Gente tiene constantemente marcha a las colinas, dispara.
Dersú calló, se giró hacia la ventana y volvió a mirar a la calle. Añoraba su libertad perdida. "No pasa nada -me dije- Se habituará a esta casa".
Un día hubo de hacer una pequeña obra en su cuarto: arreglar la estufa y blanquear las paredes. Le dije que se instalara un par de días en mi despacho, y que luego, cuando la habitación estuviera lista, regresara a ella.
-No importa capitán -me dijo-. Mía puede en calle duerme. Hace tienda, prende fuego, no molesta.
Todo le parecía tan sencillo que me costó mucho trabajo disuadirlo de tal fantasía. No se ofendió pero le disgustaba que en la ciudad hubiera tantas estrecheces: no se podía disparar porque se molestaba a los transeúntes.
Un día Dersú se vino a comprar leña. Le sorprendió que yo pagara dinero por ella.
-¡Cómo! -exclamó. En el bosque hay mucha. ¿Por qué en vano dinero da?
Riñó al empresario, le llamó "mala gente" y trató por todos los medios de convencerme de que me habían engañado. Intenté explicarle que se pagaba dinero no tanto por la leña como por el trabajo. Pero fue en vano. Dersú no pudo tranquilizarse durante un buen rato y aquella noche no accedió a la estufa. Al día siguiente, para no incurrir en gastos, él mismo marchó al bosque a por leña. Lo detuvieron y levantaron acta. Dersú pretestó a su manera y armó alboroto. Entonces lo llevaron a la Dirección de Policía. Cuando me informaron de lo sucedido por teléfono, traté de arreglar las cosas.
Por mucho que le expliqué después por qué no se podía cortar los árboles de alrededor de la ciudad, Dersú siguió sin entenderlo.
Aquel suceso le produjo una fuerte impresión. Entendía que en la ciudad había que vivir no como él quisiera, sino como querían los demás. Los extraños lo rodeaban por todas partes, cohibiéndolo a cada paso. El viejo comenzó a quedarse pensativo, a aislarse. Se enflaqueció y asesinó. Incluso parecía mayor.
El proceso de simulación, central para la cognición fundamentada, juega varios roles en la percepción. La forma como se articulan diferentes estados perceptuales se almacena en la memoria. Ante el surgimiento de estímulos similares, que se perciben posteriormente, se las memorias almacenadas se desencadenan simulando los estados perceptuales que son apropiados al nuevo estímulo. Goldstone (1995, citado por Barselau), por ejemplo, le enseñó a varias personas un mecanismo de asociación simple entre una forma (e.g., un cuadrado) y un color (e.g., rojo oscuro). Más tarde se mostró una forma coloreada al mismo grupo de personas (e.g., un cuadrado rojo) y se les pidió reproducir su color. La imagen de dicho color fue distorsionada para hacerlo coincidir con la gama de rojo presentada con anterioridad (i.e., el rojo oscuro). Esta situación se explica porque al percibir la forma de un objeto se activa una simulación de su color prototípico (que en el caso del experimento anterior es el rojo oscuro).
Este es, precisamente, el tipo de asociaciones que hace Dersú al contemplar el cielo. Para él todas las luces en el cielo son estrellas. Ante la ocurrencia de un fenómeno estelar novedoso, el nativo acude a las simulaciones cognitivas que ha guardado en su memoria y los interpreta –así en realidad se trate de otra cosa- en términos de los diferentes estados por los que puede pasar una estrella. Tal circunstancia es anotada por Arseniev en los siguientes términos:
Conversamos. Hablamos del cielo, de la luna y de las estrellas. Tenía interés por saber cómo explicaba todos los fenómenos celestes un hombre que había pasado toda su vida en la naturaleza, un hombre cuya mente no había sido llenada de los axiomas de los libros.La percepción del movimiento también muestra un caso de simulación igualmente interesante a la del color. En estos eventos, la simulación motora va más allá de la situación concreta que se contempla. Frente al movimiento continuo, por ejemplo, los observadores simulan la trayectoria probable de un objeto más allá de su trayectoria real, anticipando, así, el movimiento del objeto. Esta distorsión, como ya se ha dicho, es producto de experiencias anteriores relacionadas con el movimiento de las cosas. Así, saber si un objeto se mueve rápida o lentamente afecta la velocidad percibida de esas trayectorias simuladas (e.g., Reed & Vinson 1996, citados por Barsalou). Este tipo de conocimiento resulta esencial para una actividad como la caza; algo en lo que Dersú posee una maestría innata en nada comparable a las destrezas de los fusileros que hacían parte de la expedición de Arseniev. En uno de los apartes más evocadores del libro se cuenta lo siguiente:
Resultó que Dersú nunca se había puesto a pensar qué es el cielo y qué son las estrellas. Lo explicaba todo de una manera sorprendentemente sencilla. La estrella, estrella es. La luna todo el mundo la ha visto, lo cual significa que no hay nada que describir. El cielo es azul de día, oscuro de noche y tétrico cuando hace mal tiempo. Dersú de asombraba de que lo interrogara sobre semejantes cosas, las cuales conocía cualquier niño.
-Gente entiende todo. ¿Es que tú, capitán, ves nada? –me preguntó a su vez.
Me atraía tanto la contemplación del cielo estrellado que me olvidé completamente de dónde me encontraba. Entonces la voz de Dersú me sacó de repente de mi estado de ensueño.
-Mira, capitán –dijo-, es una uikta (estrella) pequeña.
Durante un buen rato no comprendí cuál era el astro que me estaba indicando. Finalmente, tras oír sus explicaciones, entendí que hablaba de la estrella Polar.
-Es la gente más importante –continuó hablando el gold-. Está siempre en mismo lugar, todas las uiktas van alrededor.
En ese instante una brillante estrella fugaz cruzó el firmamento.
-¿Qué es eso Dersú? ¿Qué crees? –le pregunté.
-Una uikta ha caído.
-La gente china –añadió- allí, donde cayó la estrella, hay que buscar gingseng.
Para un hombre instruido el fenómeno es complicado: un troza de un asteroide que ha entrado casualmente en la esfera de la atracción terrestre, que está candente debido a la fricción con el aire y que arde a cuenta del oxígeno, un hierro meteórico, polvo cósmico… Su caída a la Tierra durante muchos siglos tuvo que influir en el volumen, peso y densidad del planeta. El menor cambio en esta dirección conlleva cambios en su movimiento y queda reflejado en el movimiento de otros planetas y etcétera.
Transcurridos unos días, practicamos el tiro con los rifles. Se repartieron cartuchos a la gente y se fijó un blanco al que disparar desde un punto de apoyo. Al término de la corrección de tiro, los soldados empezaron a pedir permiso para abrir fuego de francotirador. Dispararon a una botella, a una mancha blanca en un árbol y luego a una piedra redonda colocada encima de un peñasco. De pronto un somormujo salió de alguna parte. Sin prestar atención a los tiros, el pato se echó al agua cerca de la orilla. Zajarov y Sabítov lo apuntaron y, dado que los dos querían disparar primero, ambos se sulfuraron, se inquietaron y acabaron por estorbarse el uno al otro. Dispararon casi al mismo tiempo. Un tiro resultó corto y la otra bala hizo y la otra bala hizo salpicar el agua lejos del pato. El ave, asustada, se zambulló en el agua. Volvió a subir a la superficie pero ya lejos de la orilla. Entonces le disparó Zajarov, pero tampoco acertó; la bala dio en el agua bastante lejos de allí El pato se sumergió otra vez. Los soldados dejaron de disparar a la diana y, alineándose en fila junto a la orilla, abrieron fuego intenso contra el ave que escapaba. Cuanto más se acaloraban, más lejos ahuyentaban el pato. Según mi parecer, este debía hallarse ya a unos trescientos pasos, si no más. En ese momento, Dersú regresó al vivac. De una ojeada comprendí que estaba un poco chispo. Su rostro dibujaba una sonrisa. Al aproximarse a las tiendas de campaña, se detuvo y protegiendo sus ojos del sol con una mano, se puso a mirar contra qué disparaban los soldados.3. Coordinación de la percepción y la acción
En ese instante disparó Kalinovski. La bala se quedó tan corta que ni siquiera asustó al ave. Tras enterarse de que los fusileros no habían podido darle al pato ni siquiera cuando estaba cerca, se aproximó a ellos y, riéndose, les dijo:
-Vuestra disparasteis bien. Ahora mía quiere echar al pato.
Tras decir estas palabras, alzó con rapidez su rifle y, casi sin apuntar, disparó. Inmediatamente todos dejaron escapar un grito de admiración. La bala había dado justo debajo del pato, de manera que el agua lo salpicó. El animal se asustó tanto que con un graznido salió de allí a escape. Tras alejarse con un pequeño vuelo, se sumergió en el agua. Al cabo de unos minutos salió a la superficie pero ya mucho más lejos. Con sorprendente velocidad, Dersú se echó de nuevo la escopeta a la cara y volvió a disparar. Si el pato no hubiera levantado vuelo, es de suponer que la bala le habría dado. El ave voló muy lejos, apenas se la podía distinguir a simple vista. Cogimos los prismáticos. Dersú se rió y bromeó un poco con los soldados. Dimitri Djiakov, que se consideraba un buen fusilero, se dispuso a probar que los disparos de Dersú habían sido casuales y que él no tiraba peor que el gold. Los compañeros le propusieron que demostrara su arte. Djiakov se puso de rodillas y estuvo durante un buen rato acomodándose y apuntando. Finalmente apretó el gatillo. La bala rebotó muy por delante del pato, que volvió a sumergirse, aunque enseguida emergió a la superficie. Entonces Dersú alzó lentamente su fusil, apunto y disparó. Vi con los prismáticos cómo la bala volvió a salpicar el agua justo debajo del pato. Probablemente semejante competición de tiro aún habría durado mucho rato de no ser porque el propio pato puso fin a ella saliendo del agua y volando hacia mar abierto.
La percepción visual de objetos activa simulaciones de acciones o comportamientos posibles. En esta materia, Tucker y Ellis (1998, citado por Barselau), señalan que la percepción de la manera como se manipula un pocillo activa la simulación que corresponde a la acción de asir una taza. Por lo tanto, y de manera inadvertida, se afectan las respuestas motoras en otras conductas que no están directamente relacionadas con la experiencia previa. Por ejemplo: la simulación asociada con la taza puede activarse luego cuando se quiere levantar un martillo o una uva. Las reglas sobre cómo asir las cosas según las características de cada objeto se convierten, así, en parte de la memoria basada en la experiencia del sujeto.
En el mundo natural desarrollar la coordinación entre la percepción y la acción resulta esencial cuando se trata de proteger la vida o procurar los medios para sobrevivir. En estos casos, en la memoria se guardan las simulaciones cognitivas y motoras que se activan, por ejemplo, ante la presencia de un animal peligroso que anuncia un ataque o reclama la posesión de una presa. Cada vez que ocurra un encuentro de este tipo, la persona hace uso de estas simulaciones para salir indemne. Este tipo de conocimiento, una y otra vez repetido, le permitía a Dersú defenderse ante la presencia de osos o tigres a los que aprendió a ahuyentar para protegerse a sí mismo sin necesidad de causarles daño. Una reacción instantánea y efectiva que mantenía el equilibrio natural. Dos pasajes ilustran bien estos eventos.
Me senté a descansar cerca de un pequeño valle, mientras Dersú se cambiaba las botas. De pronto unos extraños sonidos llegaron hasta nosotros. Ora parecían aullidos, ora alaridos, ora gruñidos. Dersú me agarró de la manga, aguzó el oído y dijo:Asustar para no matar, parece ser el principio motor que se propone aquí. Un principio que muy poco tiempo después se reactiva ante la amenazadora presencia de un tigre:
-¡Un oso!
Nos levantamos y, sin hacer ruido, seguimos adelante. Pronto vimos al culpable de tal ruido. Un oso de tamaño medio retozaba junto a un gran tilo. El árbol había crecido muy pegado a un peñasco y tenía una muesca hecha con un hacha en su parte frontal, lo cual indicaba que alguien había encontrado un enjambre antes que nosotros y antes que el oso.
Enseguida comprendí qué pasaba: el oso había sacado la miel. Se había alzado sobre sus patas traseras y se había estirado hasta alcanzarla. Unas piedras le impedían meter la zarpa en el hueco. Pero el oso era paciente. Gruñó y sacudió el árbol con todas sus fuerzas. Las abejas se arremolinaron a su alrededor y le picaron la cabeza. El animal se restregó el hocico con las zarpas, aulló con voz aguda, se revolcó por el suelo y luego volvió a emplearse en la misma faena. Sus astucias resultaban muy cómicas. Finalmente quedó fatigado, se sentó en la tierra como si fuera una persona y, con la boca abierta, se pusa a irar el árbol, al parecer cavilando. Permaneció sentado de esa guisa unos dos minutos. Después, de repente, se levantó, se acercó rápidamente al tilo y trepó hasta su copa. Encaramado allí se abrió paso entre el peñasco y el árbol y el árbol y, apoyando sus patas traseras y del anteras en las piedras, comenzó a apretar con fuerza el lomo contra el árbol que cedió un poco. Pero, de ese modo, el oso se hizo daño en el lomo. Entonces, varió la posición y, apoyando las posaderas en la roca, se puso a presionar el árbol con las patas. El tilo comenzó a crujir y cayó al suelo.
Era lo que quería el oso. Ya sólo quedaba examinar la albura y sacar el panal.
-Él es gente muy astuta –dijo Dersú-. Hay que perseguir, si no pronto como toda la miel.
Tras decir estas palabras, Dersú exclamó
El oso se giró. Al vernos, echó a correr y rápidamente desapareció tras el peñasco.
-Hay que asustar –dijo Dersú y efectuó un disparo al aire.
Nadie caza especialmente gatos salvajes; es algo casual. Los lugareños chinos hacen con su piel cuellos y gorros de invierno.Agenda de investigación
En el territorio Ussuri el gato salvaje habita por todaspartes pero sobre todo cerca de Vladivostok, en la isla Russki.
Tras recoger mi trofeo , regresé al vivac. Todos estaban recogidos: las tiendas montadas, las hogueras ardiendo, y la cena preparándose. Pronto regresó también Dersú quien informó que había visto varias huellas frescas de tigre, algunas cerca de nuestro campamento.
Cesó de llover sobre las ocho de la tarde, aunque el celo seguió encapotado. Dersú se ofreció para hacer guardia hasta media noche. Iba calzado con botas de piel de reno, removió el fuego y, tras ponerse de espaldas a la hoguera, comenzó a su manera a gritar alguna cosa al bosque.
-¿A quién gritas? ¿Con quién hablas? –le preguntaron los fusileros.
-A amba [tigra en lengua de Dersú] –contestó. Mía le dice: en vivac muchos soldados hay. Los soldados dispara, entonces mía no culpable.
Y de nuevo se puso a gritar en voz alta y de manera prolongada: “A-ta-ta ay”. El eco repetía sus palabras como si alguien lo llamara en el bosque, repitiendo con voces diferentes la última sílaba: “Ay”. Los gritos se iban más y más lejos, extinguiéndose en la lejanía.
Los comentarios que he presentado se fundamentan en una prolífica línea de investigación que pone en dúda la existencia de símbolos amodales que representan la percepción la acción o la introspección. El ejemplo de Dersú Uzalá -una historia verídica- sirve como un escenario de discusión acerca del significado del conocimiento y la manera como este se construye dentro de un medio ambiente y una cultura particulares. ¿Quién conoce bien la tundra? ¿El joven explorador ruso? ¿El guía gold?
Al final de la travesía, Arseniev reconoce el contraste entre el mundo de Dersú y su propio mundo. Allí añora la posibilidad de un cambio fácil rápido de un contexto a otro. Una tarea imposible:
La belleza de la vida consiste en los fuertes contrastes. ¡Qué agradable sería salir de una yurta [choza en el lenguaje de Dersú] udejey directamente a una rica casa de ciudad! Por desgracia, este paso es gradual; primero una yurta, luego una fansá [refugio de caza] china, después una isba campesina y, por último, la ciudad.Referencias:
¡Con qué gusto iba a beberme un buen té en vaso tras tomarlo largamente de tableta en una jarrita con gustillo a humo! ¡Con quépalcer iba a ir a la peluquería, a bañarme después de tumbarmeen una cama limpia con una almohada blandita!
Vladimír Arséniev, Dersú Uzalá. Ediciones Akal, 2011.
miércoles, 11 de abril de 2012
Limitaciones Culturales en la Gramática y Cognición del Pueblo Piraha
De acuerdo con D. Everett, en años recientes se ha renovado el interés en el estudio de la influencia del lenguaje en la cultura y la cognición. No obstante, continúa el autor, todavía queda mucho trabajo por hacer en el campo relacionado con las limitaciones (constraints) que la cultura impone a las estructuras gramaticales que identifican el lenguaje. El trabajo de Everett tiene el propósito, precisamente, de llenar ese vacío y, para el efecto, presenta el caso del pueblo Piraha que habita la amazonia brasilera.
La tesis central de Everett (formulada en su artículo: Cultural Constraints on Grammar and Congnition in Piranha. Another Look at the Design Features of Human Language)señala que la cultura del pueblo Piraha limita la gramática de su propio lenguaje de varias maneras, pues se trata de una lengua que posee una estructura lingüística y un sistema de comunicación fundado en la experiencia inmediata de los interlocutores. Al mismo tiempo, estas limitaciones culturales impactan el proceso de cognición de los hombres y mujeres Pirahas. Una tesis como esta, de ser cierta, pondría en aprietos las teorías tradicionales acerca del lenguaje. En primer lugar, la teoría de Hockett, de acuerdo con la cual el lenguaje humano posee una serie de características comunes, encontraría en el pueblo Piraha una notable excepción. Al mismo tiempo. la visión de Chomsky según la cual el lenguaje cuenta con una gramática universal que es independiente de la cultura estaría ad-portas de ser revisada.
¿Cómo prueba Everett sus afirmaciones? En el siguiente cuadro se hace una síntesis de los puntos o escenarios rastreados por este investigador (durante un período de más de 20 años) en los que se expresa las limitaciones que impone la cultura al lenguaje y la cognición de los Piraha. Lo interesante de las explicaciones que se dan a continuación es que configuran características excepcionales que son evidencia y efecto de una realidad cultural y cognitiva particular.
Escenario o tema identificado por Everett | Particularidades del lenguaje Piranha | Posible explicación de esas particularidades |
Estructura del idioma. | Abecedario con 8 consonantes y tres vocales. Comunicación a partir de cantos, silbidos y tarareos. | Junto con el abecedario y el lenguaje Hawaiano, el Pirana presenta el menor número de letras. |
Numeración y palabras que expresan cantidad. | El lenguaje Piraha no posee palabras que hagan referencia a numeración ordinal o cardinal. Al mismo tiempo, no existen vocablos que expresen la idea de cantidad, por ejemplo, primero, muchos, último, etc. Únicamente se cuenta con tres expresiones que se aproximan a cuantificadores: poco, bastante y varios. Estas expresiones parecen suficientes para cumplir todas las funciones de comunicación. | Conceptualmente, los números son abstracciones que los Piraha no entienden. Las condiciones de verdad de una proposición del lenguaje Piraha se basan en experiencias inmediatas (no en generalizaciones ni en abstracciones). |
Palabras que designan colores | La identificación de colores, que se agrupan a partir de la matriz oscuro-claro, se logra en cada situación particular. | Los colores como características duraderas y abstractas no existen en el marco de las experiencias concretas. |
Pronombres | No existen palabras que cumplan la función de pronombres. Cada cosa es nombrada por su nombre propio. | Los pronombres son palabras vagas en comparación con los sustantivos propios. |
Falta de encriptación. Frases subordinadas. | En el lenguaje Piraha no existen frases subordinadas. Por ejemplo: una frase como Juan, hijo de Pedro, caza panteras no existen el el idioma Piraha. En Piraha este tipo de frases se remplazan por expresiones yuxtapuestas: Pedro padre de Juan. Juan caza Panteras. | Las relaciones sintácticas son distintas de las relaciones semánticas. Las condiciones de verdad de una proposición no dependen de la estructura sintáctica. |
Tiempos verbales | Solo hay tiempo remoto y tiempo próximo. | La experiencia de los Piraha, en tanto experiencia inmediata, solo se extiende un par de generaciones desde el pasado hasta el presente que es, efectivamente, lo que se vive. |
Términos para el parentesco | Los términos para identificar el parentesco son los más simples de los que se tenga registro. Solo abarca dos generaciones anteriores, y esto funciona siempre y cuando dichos parientes estén vivos. | No se hace referencia a los parientes que murieron antes de la persona que habla, pues no se tiene-tuvo una experiencia directa con ellos y de ellos. |
Inexistencia de mitos de creación. | Hay pequeñas historias, sobre espíritus o deidades muy específicas. No hay mitos de creación o cosmologías | Los Piranha no producen relatos de ficción. |
Uno de los puntos que más han intrigado a Everett a lo largo de su investigación tiene que ver con el hecho que, a pesar de llevar alrededor de 200 años en contacto con colonos brasileros, los Piraha no han aprendido el portugués. La razón que explica este fenómeno se encuentra en que, para los Piranha, el lenguaje occidental (portugués o inglés, da lo mismo) es incompatible con su cultura. La adquisición de un nuevo lenguaje, en consecuencia, equivaldría a acabar con la cultura Piraha.
Videos sobre este tema se pueden encontrar en:
Referencias:
Daniel Everett, Cultural Constraints on Grammar and Congnition in Piranha. Another Look at the Design Features of Human Language. Current Antropology, Vol. 1, 2005.
Bruce Bower, The Piraha challenge: an Amazonian tribe takes grammar to a strage place.
La metáfora del jardín: una forma de entender el significado de la cultura en el desarrollo humano
Según Raymond Williams, uno de los conceptos más complejos en el idioma inglés es el de cultura. Sus origenes pueden rastrearse en el inglés antiguo y en el latin. En la modernidad, la noción de cultura se relaciona con el proceso de "ayudar a que las cosas crescan": el cuidado de algo como las cosechas y los animales. Más tarde, en algún momento del siglo XVI, por cultura se empezó a entender el cuidado de los seres humanos -especialmente los niños- además de los animales y las cosechas.
Desde sus inicios, la noción de cultura, entendida como una manera de ayudar a que las cosas crezcan, se combinó con una teoría general sobre cómo promover el crecimiento, es decir, la creación de un ambiente artificial donde los organismos más jóvenes contaran con las condiciones óptimas para el crecimiento. Este tipo de cuidado, desde luego, requiere de herramientas.
Aunque sería un error sobre-interpretar las coincidencias metafóricas entre la teoría y la práctica del proceso de crecimiento de las cosechas, los animales y los niños, este ejercicio tiene un valor heurístico que no se puede ignorar. Eso es lo que intenta hacer Michael Cole en su artículo Culture and Congnitive Development: From Cross-Cultural Research to Creating Systems of Cultural Mediation. Para Cole, los jardineros se enfrentan a dos tipos de preocupaciones relacionadas con lo que ocurre dentro del jardín y lo que sucede fuera de él. Estos asuntos suelen tratarse independientemente pero en realidad son interdependientes.
Al interior del jardin -y para cada tipo de plantas- se debe prestar atención a la calidad del suelo, la mejor forma de cultivarlo, los nutrientes que deben usarse, la cantidad adecuada de humedad, el tiempo adecuado para plantar las semillas, y la necesidad de proteger las plantas de predadores y plagas, entre muchas otras cosas. Cada una de estas labores tiene una serie de componentes materiales que se relacionan con las herramientas que se utilicen y el conociemiento que se tenga. Así, la teoría y la práctica del desarrollo, en los términos recien establecidos, se concentran en encontrar la combinación adecuada de factores para promover la vida dentro de los confines del jardín.
Sin embargo, los jardines no existen independientemente de un sistema ecológico que los rodea. Aunque resulta posible hacer crecer una planta en cualquier parte del mundo, contando, desde luego, con las condiciones idóneas para el efecto, no siempre es posible crear dichas condiciones por un período de tiempo corto. Esta realidad sugiere que es fundamental prestar atención al sistema dentro del que se encuentra el jardin así como a las propiedades del jardín considerado en sí mismo.
A pesar de todo, los seres humanos no son plantas. Resulta indispensable, entonces, humanizar la metáfora del jardin para entender sus implicaciones. Cole & Packer, por ejemplo, señalan que la metáfora es útil para repensar los conceptos de cultura y desarrollo porque hace énfasis en el hecho que los seres humanos viven en un ambiente artificial y que las culturas son formadas por un entorno ecológico (ecological setting) que dichas culturas, a su vez, contribuyen a formar. ¿Qué quiere decir esto?
Super & Harkness -citados por Cole & Packer- utilizan el término nicho de desarrollo para hacer referencia al lugar que ocupan los niños dentro del complejo ambiente de relaciones sociales, culturales y ecológicas que los rodean. Estas relaciones forman un ambiente proximal de desarrollo. Los nichos de desarrollo están compuestos por tres elementos: el ambiente físico y social en el que viven los niños; las prácticas, culturalmente reguladas, de crianza y socialización de la sociedad en la que viven los niños; y, las características psicológicas de los padres del niño expresadas, por ejemplo, en las teorías existentes sobre el proceso de desarrollo del niño y su relación con las labores de crianza.

Para los psicólogos culturales, el nicho de desarrollo es sinónimo de "un mundo de vida" que, como se puede apreciar, está constituido tanto por las condiciones de desarrollo inmediatamente al alcance de los niños en crecimiento -a través de las relaciones que establecen con sus padres- y con el ambiente más amplio de realciones sociales y culturales que establecen con el mundo de vida en el que habitan.
Referencias:
Michael Cole, Culture and Cognitive Development: From Cross-Cultural Research to Creating Systems of Cultural Mediation. Culture & Psychology, 1995.
Michael Cole & Martin Packer, Culture in Development. Mimeo -en el archivo del autor-.
Desde sus inicios, la noción de cultura, entendida como una manera de ayudar a que las cosas crezcan, se combinó con una teoría general sobre cómo promover el crecimiento, es decir, la creación de un ambiente artificial donde los organismos más jóvenes contaran con las condiciones óptimas para el crecimiento. Este tipo de cuidado, desde luego, requiere de herramientas.
Aunque sería un error sobre-interpretar las coincidencias metafóricas entre la teoría y la práctica del proceso de crecimiento de las cosechas, los animales y los niños, este ejercicio tiene un valor heurístico que no se puede ignorar. Eso es lo que intenta hacer Michael Cole en su artículo Culture and Congnitive Development: From Cross-Cultural Research to Creating Systems of Cultural Mediation. Para Cole, los jardineros se enfrentan a dos tipos de preocupaciones relacionadas con lo que ocurre dentro del jardín y lo que sucede fuera de él. Estos asuntos suelen tratarse independientemente pero en realidad son interdependientes.
Al interior del jardin -y para cada tipo de plantas- se debe prestar atención a la calidad del suelo, la mejor forma de cultivarlo, los nutrientes que deben usarse, la cantidad adecuada de humedad, el tiempo adecuado para plantar las semillas, y la necesidad de proteger las plantas de predadores y plagas, entre muchas otras cosas. Cada una de estas labores tiene una serie de componentes materiales que se relacionan con las herramientas que se utilicen y el conociemiento que se tenga. Así, la teoría y la práctica del desarrollo, en los términos recien establecidos, se concentran en encontrar la combinación adecuada de factores para promover la vida dentro de los confines del jardín.
Sin embargo, los jardines no existen independientemente de un sistema ecológico que los rodea. Aunque resulta posible hacer crecer una planta en cualquier parte del mundo, contando, desde luego, con las condiciones idóneas para el efecto, no siempre es posible crear dichas condiciones por un período de tiempo corto. Esta realidad sugiere que es fundamental prestar atención al sistema dentro del que se encuentra el jardin así como a las propiedades del jardín considerado en sí mismo.
A pesar de todo, los seres humanos no son plantas. Resulta indispensable, entonces, humanizar la metáfora del jardin para entender sus implicaciones. Cole & Packer, por ejemplo, señalan que la metáfora es útil para repensar los conceptos de cultura y desarrollo porque hace énfasis en el hecho que los seres humanos viven en un ambiente artificial y que las culturas son formadas por un entorno ecológico (ecological setting) que dichas culturas, a su vez, contribuyen a formar. ¿Qué quiere decir esto?
Super & Harkness -citados por Cole & Packer- utilizan el término nicho de desarrollo para hacer referencia al lugar que ocupan los niños dentro del complejo ambiente de relaciones sociales, culturales y ecológicas que los rodean. Estas relaciones forman un ambiente proximal de desarrollo. Los nichos de desarrollo están compuestos por tres elementos: el ambiente físico y social en el que viven los niños; las prácticas, culturalmente reguladas, de crianza y socialización de la sociedad en la que viven los niños; y, las características psicológicas de los padres del niño expresadas, por ejemplo, en las teorías existentes sobre el proceso de desarrollo del niño y su relación con las labores de crianza.

Para los psicólogos culturales, el nicho de desarrollo es sinónimo de "un mundo de vida" que, como se puede apreciar, está constituido tanto por las condiciones de desarrollo inmediatamente al alcance de los niños en crecimiento -a través de las relaciones que establecen con sus padres- y con el ambiente más amplio de realciones sociales y culturales que establecen con el mundo de vida en el que habitan.
Referencias:
Michael Cole, Culture and Cognitive Development: From Cross-Cultural Research to Creating Systems of Cultural Mediation. Culture & Psychology, 1995.
Michael Cole & Martin Packer, Culture in Development. Mimeo -en el archivo del autor-.
La idea de constitución en la psicología. Una forma de de aproximarse a los problemas de investigación en la modernidad
La filosofía de la ciencia ha provisto una manera de diferenciar diferentes tipos de explicaciones a partir de los distintos tipos de preguntas que se pueden hacer. Para Alexander Wendt esta distinción resulta útil, pues permite entender la diferencia que existe entre explicaciones causales y explicaciones constitutivas.
Las teorías causales del conocimiento responden a preguntas que indagan el por qué de las cosas y en algunas ocasiones el cómo. ¿Por qué ocurrió la reforma protestante? ¿Por qué Gorvachev se empeñó en terminar la guerra fría? ¿Por qué el sol aparece por el oriente? ¿Por qué la sal corroe los metales? ¿Cómo funciona el virus del SIDA? Todos estos ejemplos sugeridos por Wendt indagan por las causas de las cosas.
Ahora bien: al responder preguntas causales que permitan afirmar que X es la causa Y el investigador parte de tres supuestos básicos. En primer lugar asume que X y Y son dos cosas que existen independientemente la una de la otra. En segundo lugar reconoce que X precede a Y en el tiempo. Finalmente acepta que Y no ocurriría si no fuera por la acción de X. Satisfechas las condiciones de posibilidad que rodean los dos primeros supuestos, el problema principal al que se enfrenta el investigador causal se relaciona con la tercera condición, pues lo que le interesa es poder distinguir la relación causal entre X y Y de la mera correlación o la asociación accidental entre dos cosas.
Sin embargo, desde una perspectiva constitutiva la atención debe centrarse en los dos primeros supuestos. Estos postulados no existen en una teoría constitutiva, pues el objetivo del investigador constitutivo es explicar las propiedades de las cosas haciendo referencia a las estructuras o procesos por virtud de los cuales tales cosas existen. A diferencia de las teorías causales que intentan explicar el cambio de las cosas a lo largo del tiempo, las teorías constitutivas son estáticas: su objetivo es explicar cómo se constituyen las propiedades de un sistema. Así, las preguntas constitutivas buscan comprender cómo es posible algo o qué es lo que ocurre en un caso determinado. ¿Cómo es posible que Luxemburgo sobreviviera al deseo colonizador de potencias como Francia y Alemania? ¿Cómo es posible que un gas aumente de temperatura? Estas preguntas indagan por aquello que representa un fenómeno determinado no por las causas que dan lugar a un estado de cosas particular. En síntesis, las preguntas constitutivas buscan explicaciones; sin embargo, tales explicaciones no siguen la lógica de la causalidad.
Esta distinción tiene importantes consecuencias en el campo de la filosofía de la ciencia que actualizan el debate entre positivistas y anti-positivistas. Para los positivistas, por ejemplo, las preguntas constitutivas dan cabida a inferencias descriptivas que, sin embargo, no dan razón de las causas que subyacen a un fenómeno particular. A partir de esta perspectiva, dichos investigadores suelen ver el trabajo que indaga por las razones constitutivas de algo como un trabajo secundario, no científico. Para Wendt, el riesgo que se corre tras esta postura consiste en reificar o naturalizar la sociedad y el conocimiento, pues oscurece e ignora en qué medida los fenómenos que llaman la atención de los seres humanos son el resultado de construcciones sociales íntimamente relacionados con lo que los seres humanos piensan y hacen. Talvez una referencia a casos concretos ayudará a entender lo que está en juego.
Las preguntas que indagan por el qué de las cosas pueden, a primera vista, dar la impresión de estar buscando respuestas descriptivas. ¿Qué es la depresión? o ¿qué pasa en las sesiones de resocialización de jóvenes delincuentes encerrados en una cárcel? podrían ser vistas como preguntas descriptivas. Sin embargo, las respuestas que caracterizan la depresión como "una enfermedad" o la resocialización de jóvenes delincuentes como "discusiones entre personas con problemas", con todo y su simplicidad, son el punto de partida de respuestas explicativas de dos fenómenos específicos. Así, nadie aceptaría respuestas tan simples como las referidas a no ser que fueran acompañadas de una explicación más detallada sobre qué significa que la depresión sea una enfermedad o cómo es posible que las reuniones de jóvenes con problemas pueda servir como herramienta de resocialización. Tales respuestas, como se aprecia, no son de tipo causal, pues se relacionan con situaciones sociales y culturales más complejas que deben ser explicadas. Lo anterior quiere decir que las preguntas que se centran en entender el qué o el cómo es posible de las cosas no siempre tienen un carácter descriptivo sino que activan dimensiones explicativas (no causales) que la ciencia social no puede pasar por alto.
La idea de constitución en la investigación científica ha permitido a otros autores la formulación de explicaciones acerca de los asuntos que le interesa conocer a una disciplina como la psicología. Packer, por ejemplo, señala que la idea de constitución ha sido conceptualizada de dos maneras distintas. La primera aproximación, que es la más común, asume que cada individuo forma respresentaciones del mundo que lo rodea y, de esa manera, construye lo que considera que es "real". El origen de esta postura puede encontrarse en el trabajo de Kant sobre el conocimiento y la conducta ética. Aquí, la construcción del individuo es posible a través de la imposición de categorías universales como las de espacio, tiempo, causalidad y objeto.
El problema con esta primera manera de conceptualizar la constitución radica en que solo se interesa por el conocimiento individual de la realidad. La segunda conceptualización, más convincente, tiene un componente filosófico que se apoya en una de las críticas que Hegel le hace a Kant. Hegel adopta una postura realista radical en la cual "no hay dos mundos (uno mental y otro material) que de algún modo se conectan gracias a los planteamientos filosóficos. Lo que existe es un solo mundo: el sujeto está ubicado en la realidad objetiva". En este orden de ideas, los seres humanos están implicados en un mundo material y social. Cada uno de nosotros es arrojado a un mundo que nos precede y ofrece ciertas formas de ser. Así, se pone en marcha un proceso de adaptación que es esencialmente social, pues la posiblidad que tienen los seres humanos de entenderse a sí mismos y entender las cosas que usan es el resultado de una actividad práctica que revela las posibilidades de acción de esas personas y de esas herramientas.
No se trata, entonces, de un proceso individual. Aquí se habla de una interacción con las cosas y con otras personas que se negocia constantemente y, según Packer, es fruto de la improvisación en la medida en que la continua renovación de los órdenes de vida (tal es el resultado de la interacción) no depende de reglas y roles preestablecidos.
Referencias:
Alexander Wendt, On Constitution and Causation in International Relations. Review of International Studies, Vol. 24, 1998.
Martin Packer, Educational Research as a Reflexive Science of Constitution. National Society for the Study of Education. Vol. 109.
Las teorías causales del conocimiento responden a preguntas que indagan el por qué de las cosas y en algunas ocasiones el cómo. ¿Por qué ocurrió la reforma protestante? ¿Por qué Gorvachev se empeñó en terminar la guerra fría? ¿Por qué el sol aparece por el oriente? ¿Por qué la sal corroe los metales? ¿Cómo funciona el virus del SIDA? Todos estos ejemplos sugeridos por Wendt indagan por las causas de las cosas.

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A. Wendt |
Las preguntas que indagan por el qué de las cosas pueden, a primera vista, dar la impresión de estar buscando respuestas descriptivas. ¿Qué es la depresión? o ¿qué pasa en las sesiones de resocialización de jóvenes delincuentes encerrados en una cárcel? podrían ser vistas como preguntas descriptivas. Sin embargo, las respuestas que caracterizan la depresión como "una enfermedad" o la resocialización de jóvenes delincuentes como "discusiones entre personas con problemas", con todo y su simplicidad, son el punto de partida de respuestas explicativas de dos fenómenos específicos. Así, nadie aceptaría respuestas tan simples como las referidas a no ser que fueran acompañadas de una explicación más detallada sobre qué significa que la depresión sea una enfermedad o cómo es posible que las reuniones de jóvenes con problemas pueda servir como herramienta de resocialización. Tales respuestas, como se aprecia, no son de tipo causal, pues se relacionan con situaciones sociales y culturales más complejas que deben ser explicadas. Lo anterior quiere decir que las preguntas que se centran en entender el qué o el cómo es posible de las cosas no siempre tienen un carácter descriptivo sino que activan dimensiones explicativas (no causales) que la ciencia social no puede pasar por alto.
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M. Packer |
El problema con esta primera manera de conceptualizar la constitución radica en que solo se interesa por el conocimiento individual de la realidad. La segunda conceptualización, más convincente, tiene un componente filosófico que se apoya en una de las críticas que Hegel le hace a Kant. Hegel adopta una postura realista radical en la cual "no hay dos mundos (uno mental y otro material) que de algún modo se conectan gracias a los planteamientos filosóficos. Lo que existe es un solo mundo: el sujeto está ubicado en la realidad objetiva". En este orden de ideas, los seres humanos están implicados en un mundo material y social. Cada uno de nosotros es arrojado a un mundo que nos precede y ofrece ciertas formas de ser. Así, se pone en marcha un proceso de adaptación que es esencialmente social, pues la posiblidad que tienen los seres humanos de entenderse a sí mismos y entender las cosas que usan es el resultado de una actividad práctica que revela las posibilidades de acción de esas personas y de esas herramientas.
No se trata, entonces, de un proceso individual. Aquí se habla de una interacción con las cosas y con otras personas que se negocia constantemente y, según Packer, es fruto de la improvisación en la medida en que la continua renovación de los órdenes de vida (tal es el resultado de la interacción) no depende de reglas y roles preestablecidos.
Referencias:
Alexander Wendt, On Constitution and Causation in International Relations. Review of International Studies, Vol. 24, 1998.
Martin Packer, Educational Research as a Reflexive Science of Constitution. National Society for the Study of Education. Vol. 109.
martes, 10 de abril de 2012
¿Para qué viajar al fin del mundo? Siete errores comunes en la investigación transcultural
Un psicólogo clínico quiere hacer un estudio comparativo en varios países sobre la relación que existe entre la depresión y las redes de soporte o ayuda social con las que cuentan las personas que enfrentan esta enfermedad. La idea parte de considerar el soporte social como una variable independiente que se quiere operacionalizar en diferentes culturas. Como se trata de un buen investigador, el psicólogo de nuestro ejemplo ha decidido escoger tres clases de sociedades: la primera está compuesta por sociedades que presentan un nivel bajo de soporte social; la segunda la integran sociedades que tienen un nivel de soporte social intermedio; finalmente están las sociedades que tienen un nivel alto de soporte social. De lo que se trata, en consecuencia, es de establecer si los niveles de depresión se ven afectados por la existencia de dichos grupos de ayuda social -formal o informalmente constituidos.
Para alcanzar los objetivos del estudio el psicólogo decide diseñar una serie de cuestionarios culturalmente neutros que son aplicados por investigadores locales en cada uno de los países que integran la muestra de la investigación. Justo en el momento en el que comienza a recibir los resultados de campo, el investigador encuentra diferencias significativas en los datos recolectados que no puede explicar. Preocupado por este hecho decide ir a uno de los países en los que se desarrolla el estudio para discutir con los encuestadores locales sobre las divergencias en la información obtenida. Gracias a esta iniciativa, el psicólogo clínico aprendería algunos conceptos fundamentales acerca de las complejidades de la investigación transcultural. ¿En qué consisten tales enseñanzas?
Ese es, precisamente, el tema que Ernest Boesch aborda en el artículo The Seven Flaws of Cross-Cultural Psychology. The Story of a Convertion. El objetivo del texto es revelar los problemas a los que se enfrentan los investigadores cuando realizan comparaciones entre diversas culturas; problemas que deben tenerse en cuenta, pues allí se encuentran argumentos que explican por qué los viajes que hacen los equipos de investigación "al fin del mundo" pueden convertirse en experiencias frustrantes que no arrojan datos significativos que permitan comprender un fenómeno específico.
Los siete errores que enuncia Boesch son los siguientes:
1. El primer asunto tiene que ver con lo que el autor llama "un alegato" en favor de los estudios culturales por encima de los estudios transculturales. Esta observación supone que la comprensión de lo que ocurre en una sociedad en particular depende del contexto cultural en el que se desarrolla el estudio. Así, continúa el argumento, la cultural no puede considerarse como una variable independiente. Para efectos prácticos lo anterior significa que el investigador de nuestro ejemplo debe tomar en consideración los elementos culturales que impactan la noción de soporte social y de depresión en una sociedad específica. El conocimiento de la cultura que alimenta los fenómenos que se quieren comprender revela, en consecuencia, la imposibilidad de aplicar cuestionarios culturalmente neutros, pues de lo que se busca es entender el significado de dichos fenómenos y la manera como una comunidad concreta los enfrenta.
2. El segundo error está íntimamente ligado al anterior. Una investigación sensible a las diferencias culturales rápidamente revela la imposibilidad de obtener muestras que sean estrictamente comparables; algo así como decir que un estudio culturalmente sustentado se soporta en la articulación de casos únicos que ponen sobre la mesa diferentes formas de enfrentar un problema.
3. El tercer error va atado a la creencia en la posibilidad de diseñar instrumentos para la recolección de datos sobre la base de conceptos que tengan un mismo significado en todas las culturas. ¿Se puede asumir que una enfermedad como la depresión se manifiesta de la misma manera en todas las culturas? ¿Resulta sensato pensar que las redes de apoyo social funcionan de la misma manera en todo el mundo? Estos son interrogantes a los que, según Boesch, se debe prestar atención, pues difícilmente los instrumentos de medición tienen un significado equivalente en todas las comunidades.
4. En cuarto lugar se hace alusión a la idiosincrasia de las personas encargadas de recolectar los datos. Usualmente se cree que un entrenamiento sobre la manera de hacer preguntas y las formas de resolver los problemas que surgen en el campo es suficiente para obtener información significativa. De esta forma, se olvida que la manera como se articulan los métodos de investigación depende de los rasgos de personalidad de los investigadores. En el trabajo de campo, por ejemplo, un doctor en psicología puede asumir presupuestos distintos a los que inciden en la recolección de datos que hace un estudiante. Lo mismo se puede decir cuando hay diferencias respecto de la extracción social, la formación, y el origen de los investigadores que hacen parte del equipo de trabajo. Lo que algunos pueden considerar como un dato esencial que tiene que reportarse puede pasar desapercibido para otras personas.
5. El quinto problema que afecta el desarrollo de una investigación surge de la manera como se presentan las preguntas de investigación. En concordancia con lo ya dicho, dichas preguntas también están atadas a las especificidades culturales de cada pueblo y, por lo tanto, la manera como se relaciona una enfermedad como la depresión con diversos niveles de apoyo social depende de la manera como se articulan tales conceptos dentro de una comunidad. La pregunta de investigación, por lo tanto, no siempre es la misma en todas partes del mundo.
6. De otra parte debe considerarse que las personas que participan en una investigación no son simples sujetos de estudio, es decir, fuentes pasivas del tipo de información que el diseño de investigación demanda. Una aproximación cultural al conocimiento parte del reconocimiento de la capacidad que tienen los seres humanos de llenar de significado su propia experiencia y, por esa vía, otorgar sentido a nociones -como las de depresión y grupos de apoyo- en términos no previstos por el investigador al momento de concebir su proyecto. Buena parte de un trabajo transcultural recide, entonces, en la habilidad de los investigadores para saber oír los matices y variaciones que crean quienes participan en la investigación.
7. Finalmente, no se puede olvidar que la investigación psicológica, especialmente si se desarrolla en distintos lugares del globo, no es un asunto de medidas sino de interacciones y, en consecuencia, cualquier trabajo transcultural tiene que estar precedido de un detallado trabajo de investigación cultural local. En otras palabras, la validez de los hallazgos transculturales depende de la investigación intra-cultural que se lleve a cabo.
Si se presta atención a estos siete errores con el ánimo de no incurrir en ellos, el trabajo de un investigador como el que ha servido de ejemplo se enfrentará a uno de los problemas básicos de la investigación psicológica cultural: es urgente dejar atrás la perspectiva colonial con la que el conocimiento se ha impuesto alrededor del mundo durante los últimos dos siglos. Los principios y reglas que han servido para comprender un fenómeno particular con frecuencia no son útiles para entender lo que pasa en otras partes de la tierra.
Referencia:
Ernest Boesch, The Seven Flaws of Cross-Cultural Psychology. The Story of Conversion. Mind, Culture and Activity. Volumen 3, Número 1, 1996.
Para alcanzar los objetivos del estudio el psicólogo decide diseñar una serie de cuestionarios culturalmente neutros que son aplicados por investigadores locales en cada uno de los países que integran la muestra de la investigación. Justo en el momento en el que comienza a recibir los resultados de campo, el investigador encuentra diferencias significativas en los datos recolectados que no puede explicar. Preocupado por este hecho decide ir a uno de los países en los que se desarrolla el estudio para discutir con los encuestadores locales sobre las divergencias en la información obtenida. Gracias a esta iniciativa, el psicólogo clínico aprendería algunos conceptos fundamentales acerca de las complejidades de la investigación transcultural. ¿En qué consisten tales enseñanzas?
Ese es, precisamente, el tema que Ernest Boesch aborda en el artículo The Seven Flaws of Cross-Cultural Psychology. The Story of a Convertion. El objetivo del texto es revelar los problemas a los que se enfrentan los investigadores cuando realizan comparaciones entre diversas culturas; problemas que deben tenerse en cuenta, pues allí se encuentran argumentos que explican por qué los viajes que hacen los equipos de investigación "al fin del mundo" pueden convertirse en experiencias frustrantes que no arrojan datos significativos que permitan comprender un fenómeno específico.
Los siete errores que enuncia Boesch son los siguientes:
1. El primer asunto tiene que ver con lo que el autor llama "un alegato" en favor de los estudios culturales por encima de los estudios transculturales. Esta observación supone que la comprensión de lo que ocurre en una sociedad en particular depende del contexto cultural en el que se desarrolla el estudio. Así, continúa el argumento, la cultural no puede considerarse como una variable independiente. Para efectos prácticos lo anterior significa que el investigador de nuestro ejemplo debe tomar en consideración los elementos culturales que impactan la noción de soporte social y de depresión en una sociedad específica. El conocimiento de la cultura que alimenta los fenómenos que se quieren comprender revela, en consecuencia, la imposibilidad de aplicar cuestionarios culturalmente neutros, pues de lo que se busca es entender el significado de dichos fenómenos y la manera como una comunidad concreta los enfrenta.
2. El segundo error está íntimamente ligado al anterior. Una investigación sensible a las diferencias culturales rápidamente revela la imposibilidad de obtener muestras que sean estrictamente comparables; algo así como decir que un estudio culturalmente sustentado se soporta en la articulación de casos únicos que ponen sobre la mesa diferentes formas de enfrentar un problema.
3. El tercer error va atado a la creencia en la posibilidad de diseñar instrumentos para la recolección de datos sobre la base de conceptos que tengan un mismo significado en todas las culturas. ¿Se puede asumir que una enfermedad como la depresión se manifiesta de la misma manera en todas las culturas? ¿Resulta sensato pensar que las redes de apoyo social funcionan de la misma manera en todo el mundo? Estos son interrogantes a los que, según Boesch, se debe prestar atención, pues difícilmente los instrumentos de medición tienen un significado equivalente en todas las comunidades.
4. En cuarto lugar se hace alusión a la idiosincrasia de las personas encargadas de recolectar los datos. Usualmente se cree que un entrenamiento sobre la manera de hacer preguntas y las formas de resolver los problemas que surgen en el campo es suficiente para obtener información significativa. De esta forma, se olvida que la manera como se articulan los métodos de investigación depende de los rasgos de personalidad de los investigadores. En el trabajo de campo, por ejemplo, un doctor en psicología puede asumir presupuestos distintos a los que inciden en la recolección de datos que hace un estudiante. Lo mismo se puede decir cuando hay diferencias respecto de la extracción social, la formación, y el origen de los investigadores que hacen parte del equipo de trabajo. Lo que algunos pueden considerar como un dato esencial que tiene que reportarse puede pasar desapercibido para otras personas.
5. El quinto problema que afecta el desarrollo de una investigación surge de la manera como se presentan las preguntas de investigación. En concordancia con lo ya dicho, dichas preguntas también están atadas a las especificidades culturales de cada pueblo y, por lo tanto, la manera como se relaciona una enfermedad como la depresión con diversos niveles de apoyo social depende de la manera como se articulan tales conceptos dentro de una comunidad. La pregunta de investigación, por lo tanto, no siempre es la misma en todas partes del mundo.
6. De otra parte debe considerarse que las personas que participan en una investigación no son simples sujetos de estudio, es decir, fuentes pasivas del tipo de información que el diseño de investigación demanda. Una aproximación cultural al conocimiento parte del reconocimiento de la capacidad que tienen los seres humanos de llenar de significado su propia experiencia y, por esa vía, otorgar sentido a nociones -como las de depresión y grupos de apoyo- en términos no previstos por el investigador al momento de concebir su proyecto. Buena parte de un trabajo transcultural recide, entonces, en la habilidad de los investigadores para saber oír los matices y variaciones que crean quienes participan en la investigación.
7. Finalmente, no se puede olvidar que la investigación psicológica, especialmente si se desarrolla en distintos lugares del globo, no es un asunto de medidas sino de interacciones y, en consecuencia, cualquier trabajo transcultural tiene que estar precedido de un detallado trabajo de investigación cultural local. En otras palabras, la validez de los hallazgos transculturales depende de la investigación intra-cultural que se lleve a cabo.
Si se presta atención a estos siete errores con el ánimo de no incurrir en ellos, el trabajo de un investigador como el que ha servido de ejemplo se enfrentará a uno de los problemas básicos de la investigación psicológica cultural: es urgente dejar atrás la perspectiva colonial con la que el conocimiento se ha impuesto alrededor del mundo durante los últimos dos siglos. Los principios y reglas que han servido para comprender un fenómeno particular con frecuencia no son útiles para entender lo que pasa en otras partes de la tierra.
Referencia:
Ernest Boesch, The Seven Flaws of Cross-Cultural Psychology. The Story of Conversion. Mind, Culture and Activity. Volumen 3, Número 1, 1996.
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