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De acuerdo con un estudio reciente mientras menos se sepa de algo más feliz se es |
La reseña de investigación empieza de la siguiente manera:
Un estudio reciente, publicado en la revista especializada Journal of Personality and Social Psychology de la Asociación Psicológica Estadounidense, investiga las implicaciones psicológicas de esa felicidad que algunos (o muchos) encuentran en la ignorancia, especialmente cuando se trata de problemas sociales que confrontan de algún modo su comodidad personal.
Una de las características que distingue a ese “género literario” en el que hoy en día se han convertido los reportes de investigaciones psicológicas tiene que ver con el contexto de producción en el tiene lugar la preparación y publicación de tales estudios. Tal y como lo ejemplifica el párrafo recién transcrito, el rito de paso al que deben someterse los investigadores en el área de la psicología está estrechamente vinculado con la posibilidad de publicar los hallazgos en una revista prestigiosa. ¡Tanto mejor si es editada por la Asociación Psicológica Estadounidense!
Este hecho, que en principio debería considerarse como un indicador de rigor científico, suele convertirse en una primera señal de alerta que permite detectar el prejuicio cultural del trabajo de investigación realizado en los Estados Unidos. Henrich, Heine & Norezayan (2010) y Arnett (2008) ofrecen una serie de datos que ayudan a estructurar el argumento. Para estos autores, el Journal of Personality and Social Psychology (en adelante JPSP) debería ser la publicación más interesada en rastrear las diferencias entre distintos grupos humanos –debido, entre otras razones, a su gran prestigio internacional-. No obstante, el JPSP suele pasar por alto las contribuciones académicas de países donde no se habla inglés. En sustento de esta aseveración, los autores citados señalan que por los menos el 65% de los primeros autores de los artículos publicados en los últimos años en el JPSP están afiliados a universidades estadounidenses (Arnett, 2008). Ese mismo estudio también reveló que en al menos el 68% de las muestras que sirvieron de base a las investigaciones presentadas estaban compuestas por personas residentes en los Estados Unidos.
Podría pensarse, sin embargo, que este patrón de centralización de la producción académica alrededor de los Estados Unidos se debe a la cantidad de recursos que en dicho país se dedican al trabajo de investigación en psicología. De acuerdo con esta idea, el dinero que se invierte en la investigación determina la visibilidad e influencia de los trabajos publicados.
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¿Existe un prejuicio cultural en la psicología contemporánea? |
Más adelante la nota periodística que se comenta señala:
El responsable de la investigación fue Steven Shepherd, de la Universidad de Waterloo en Ontario, quien realizó una serie de 5 experimentos, entre 2010 y 2011, con 511 voluntarios adultos tanto en Estados Unidos como en Canadá, en algo que se describe como “una reacción en cadena de la ignorancia de un tema a la dependencia y la confianza en que el gobierno maneje el asunto”.
¿Cómo se construyen las muestras que sirven de base de las investigaciones que se publican en revistas académicas? Este es un segundo aspecto sobre el que tanto Henrich, Heine & Norezayan (2010) como Arnett (2008) llaman la atención. Los datos recogidos en esta materia sirven para poner en duda la representatividad de los hallazgos de investigación que se reportan: el seguimiento que se hizo del JPSP mostró, por ejemplo, que alrededor del 67% de las muestras de las investigaciones allí publicadas estaban compuestas por estudiantes de pregrado de cursos de psicología en universidades estadounidenses.
La concentración de la actividad investigativa en el escenario específico de los Estados Unidos y los demás países del nor-atlántico supone la extrapolación de resultados obtenidos en paises que concentran tan solo 5% de la población mundial a la totalidad de la especie humana. Desde el punto de vista socio-demográfico lo anterior quiere decir que el conjunto de conclusiones que se presentan en términos de comportamientos o patrones universales no son otra cosa que el producto de trabajos que se concentran en estudiar sociedades Occidentales, Educadas, Industrializadas, Ricas y Democráticas (WEIRDS por las iniciales de esos términos en inglés (Henrich, Heine & Norezayan, 2010)), dentro de las cuales Estados Unidos y Canadá son dos ejemplos prototípicos.
La nota publicada en http://www.pijamasurf.com/ continua:
En el primer experimento, se reunió a los participantes que se sentían más afectados por la crisis económica, encontrando que al mismo tiempo procuraban evitar la información que cuestionaba la habilidad del gobierno para manejar la economía, aunque no la información positiva al respecto. A estas personas se les brindó información compleja sobre el funcionamiento de la economía y se intentó que saciasen sus dudas sobre el tema, en especial por qué esos procesos económicos les afectaban directamente. Aparte, un adiestramiento similar se llevó a cabo en un grupo de 58 canadienses (promedio de edad de 42 años, 20 hombres y 38 mujeres) a quienes también se les dio una descripción compleja de la economía para conocer los vínculos entre dependencia, confianza y evasión frente a la información.
La lectura cuidadosa del párrafo anterior pone en evidencia una de las características más comunes de la prosa psicológica: las personas que participan en los estudios se describen de forma tal que permita borrar (o pasar por alto) todas las diferencias económicas, sociales y culturales que, normalmente, distinguen a los individuos. Esta forma de construir a los sujetos de las investigación no es el resultado, claro está, del descuido o falta de rigor. Lo que está en juego, es uno de los elementos ideológicos más intrusivos del lenguaje psicológico contemporáneo; una forma de imperialismo académico que permite la ampliación de los resultados de investigación más allá de los límites nacionales en los que inicialmente se hizo el trabajo (Henrich, Heine & Norezayan, 2010).
Pero la reseña no para ahí. Al hablar sobre la interpretación de los resultados del estudio sobre por qué la ignorancia es felicidad se dice:
Pero la reseña no para ahí. Al hablar sobre la interpretación de los resultados del estudio sobre por qué la ignorancia es felicidad se dice:
Uno de los investigadores que participaron en el estudio, Aaron C. Kay de la Universidad de Duke, se dice sorprendido de que frente la respuesta previsible de recelo a que otra persona sepa manejar algo que parece tan complejo, muchos prefieran desentenderse de asunto de dicha índole, dejando todo, como en este caso, en manos de la autoridad gubernamental. “Al final, ellos evitaron aprender sobre el tema porque eso podría quebrantar su fe en el gobierno”.
En el resto de los estudios, más o menos en la misma tónica, se jugó además con el tipo de información que se ofrecía a los participantes, a veces información más simple y otras igualmente especializada, resultando un efecto parecido: la gente con datos complejos sobre un tema opta por depositar en el gobierno toda su confianza más que quienes tienen información simple.
En ninguno de los dos párrafos anteriores hay referencia alguna a elementos contextuales que permitan entender las condiciones que influyen en el comportamiento de los participantes. Se trata de una postura que ejemplifica el reduccionismo deliberado de creer que los procesos psicológicos son asuntos que tienen lugar “en la cabeza de las personas” con independencia de las condiciones sociales y culturales en las que viven. Autores como Hutchins, entre otros, (1995) no ha dudado en caracterizar esta perspectiva como claramente viciada (flawed).
La conclusión a la que arriba la reseña sirve como síntesis de los comentarios hechos:
Ciertamente la investigación no es conclusiva, pero sin duda ofrece una idea de la actitud que muchos toman frente temas que, por alguna razón, desafían en algo su estabilidad personal. La respuesta ante la información especializada, sin embargo, es un tanto sorprendente, pues quizá lo previsible sería que más datos sobre un asunto despierten más curiosidad sobre este e incluso cierto grado de compromiso. Pero, al menos en estas pruebas, ocurre justamente lo contrario a partir del desamparo que algunos experimentan frente a lo que no comprenden.
¿Quiénes son los muchos de los que se habla aquí? ¿Toda la humanidad? ¿La comunidad universitaria estadounidense? Hoy en día, pasar por alto las estructuras culturales que tipifican la conducta, el pensamiento y los sentimientos es una seña de imperialismo académico –en el mejor de los casos- o franco desinterés por el 95% de la población mundial. Ese parece ser el caso de la reseña periodística comentada.
Referencias:
-Página web: http://pijamasurf.com/2011/12/estudio-psicologico-investiga-por-que-la-ignorancia-es-felicidad/ consultada el 1 de marzo de 2012.
-The weirdest people in the world? Joseph Henrich, Steven Heine & y Ara Norezayan, 2010. Behavioral and Brain Sciences, pp. 1-75.
-The Neglected 95%. Why American Psychology Needs to Become Less American. Jeffrey Arnet, 2008. American Psychologist, pp. 602-614.
-Cognition in the Wild, Edwin Hutchins, (1995). Capítulo 9: Cultural Cognition. The MIT Press.
Referencias:
-Página web: http://pijamasurf.com/2011/12/estudio-psicologico-investiga-por-que-la-ignorancia-es-felicidad/ consultada el 1 de marzo de 2012.
-The weirdest people in the world? Joseph Henrich, Steven Heine & y Ara Norezayan, 2010. Behavioral and Brain Sciences, pp. 1-75.
-The Neglected 95%. Why American Psychology Needs to Become Less American. Jeffrey Arnet, 2008. American Psychologist, pp. 602-614.
-Cognition in the Wild, Edwin Hutchins, (1995). Capítulo 9: Cultural Cognition. The MIT Press.
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